El medio de transporte más utilizado en el mundo no es el coche ni el avión. Es el ascensor. Cada día mil millones de personas en todo el planeta se montan en uno.
Nuevos diseños arquitectónicos y construcciones cada vez más altas están forzando a los fabricantes a imaginar nuevos diseños y tecnologías pero para los ascensores más simples, con 150 años a de historia a sus espaldas, la tecnología se ha refinado al máximo.
Son seguros, eficientes y las posibilidades de que algo salga mal, prácticamente nulas.Pero no son perfectos.
El ascensor es un producto complejo, con muchas partes mecánicas que pueden estropearse o desgastarse con el paso del tiempo y que deben ser sometidas a un mantenimiento constante.
Cuando algo falla, cuando un ascensor se avería, se pierden muchas horas de trabajo y se causan molestias innecesarias.
Aproximadamente 18.000 personas se quedan momentáneamente atrapadas cada año en un ascensor en España, por ejemplo.
La solución a estos problemas podría ser subirlos a la nube. Thyssenkrupp y Microsoft han comenzado un programa piloto en tres países del mundo, España, Alemania y EE.UU., para transformar el ascensor en un objeto inteligente.
El programa, bautizado como MAX, utiliza un módulo que es posible instalar en prácticamente todos los ascensores de la última década.
El proceso de instalación es muy sencillo, apenas dura unos 12 minutos, pero una vez completado el ascensor queda conectado a la red y se convierte en un dispositivo inteligente. Datos como el número de personas que suben, el recorrido que hace o la vida estimada de los diferentes componentes mecánicos se almacenan en los servidores de Microsoft y se analizan de forma sistemática en busca de posibles errores.
"No hay una única forma de conexión", asegura Javier Sesma, Director General del centro de innovación de ThyssenKrupp. "Según la situación concreta de cada caja podemos habilitar conexiones inalámbricas, por cable o por teléfono".
Con los datos recogidos Thyssenkrupp estima que puede recortar a la mitad el número de horas que un ascensor permanece averiado. El técnico, por ejemplo, puede recibir una alerta cuando MAX detecta que las puertas están comenzando a hacer más ruido o tardan más en abrirse, un síntoma de que ha aumentado la fricción y tienen que ser engrasadas.
"En vez de esperar a que se produzca una avería para realizar una inspección, podemos ser proactivos y solucionar los problemas antes de que se manifiesten" asegura Sesma.
La compañía no descarta más adelante que los datos recogidos en los servidores de Microsoft puedan tener nuevas aplicaciones o suponer una vía adicional de ingresos para la empresa.
El objetivo es instalar la tecnología en más de 180.000 ascensores durante los próximos 18 meses.
En dos años, la oferta se expandirá a todos los continentes y estará disponible para el 80% de los ascensores en el mundo.
El modelo de negocio de los ascensores es complejo y las fórmulas de propiedad pueden variar según proyectos o edificios pero desde ThysssenKrupp aseguran que el precio de este servicio no es alto y que puede asumirse fácilmente si se tiene en cuenta el coste en productividad que supone tener un ascensor averiado, por ejemplo, en un edificio de oficinas.
El Internet de las Cosas sube al ascensor