Ciudades dinámicas y ‘hackeables’ para responder al reto de la sostenibilidad

6 de enero de 2017 por
Domonetio

El Campus de Santa Fe del Instituto Tecnológico de Monterrey acogió el pasado 29 de mayo la primera edición de EmTech México, la conferencia de referencia en tecnologías emergentes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), celebrada por primera vez en México.

El periodista y miembro honorífico del MIT Media Lab, John Hockenberry, ha moderado el panel sobre los retos y oportunidades que abre la integración de nuevas tecnologías en las ciudades del futuro, patrocinado por Philips.

En primer lugar, Hockenberry ha introducido al químico e investigador mexicano de la Universidad de California en San Diego (UCSD) Mario Molina, premio Nobel de Química en 1995. Como contenido destacado dentro del panel, Molina ha centrado su discurso en la necesidad de apostar por un desarrollo sustentable en el que las ciudades juegan un papel esencial. “La razón principal es que nuestro planeta es limitado y si acabamos con sus recursos no es posible seguir teniendo un nivel de vida adecuado”, ha advertido.

Molina ha hecho hincapié en que uno de estos recursos es la atmósfera, cuya capacidad para “absorber desperdicios de nuestras actividades” se está acabando. Tal y como ha explicado el químico, desde la mitad del siglo pasado se ha disparado la cantidad de dióxido de carbono presente en ella hasta alcanzar niveles hasta “un 40 por ciento superiores” en la actualidad. “Hemos cambiado esta composición muy drásticamente y esto está afectando al clima”, ha explicado.

Aunque existe un consenso científico abrumador sobre la conexión entre el pequeño aumento en la temperatura media de la superficie terrestre y la modificación de la composición química de la atmósfera, así como entre dicho aumento y la intensificación a nivel global de eventos extremos como las sequias e inundaciones, en opinión de Molina sigue sin existir una voluntad política decidida para imponer una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. “En Copenhague 120 jefes de estado se pusieron de acuerdo en que esto sería prudente pero no se han implementado medidas por razones políticas, los negociadores no llegaron a negociar con suficiente eficiencia”, ha lamentado.

Economía y ética demandan reducir emisiones

Desde la perspectiva de este experto, no solo deben adoptarse estas estrategias por razones económicas – aunque el costo sería “muy moderado, de cerca del 2 por ciento del PIB global”- sino también por motivos éticos. “Hay que dar la oportunidad a las tres cuartas parte de la población mundial que no son responsables del cambio climático de que puedan tener un correcto desarrollo económico y no dejar a las generaciones futuras y presentes un planeta totalmente estropeado, con calamidades climáticas intolerables si la temperatura subiera varios grados”, ha afirmado Molina.

Concretamente el experto ha apuntado que sería necesario reducir las emisiones de dióxido de carbono a la mitad en 2030, pero “no vamos por ese camino y será difícil que lo logremos”, ha advertido. “Mi expectativa es que la comunidad científica está despertando y debe comunicar esta necesidad de forma mucho más clara a la sociedad”, ha añadido.

Según Molina las ciudades “ofrecen una oportunidad estupenda para avanzar con sustentabilidad” ya que podemos usar energía más eficientemente construyendo edificios verticales, en lugar de construir ciudades “desparramadas” que ocupan mucho espacio. “De esa forma hay posibilidad de aprovechar que la gente vive cerca, genera menos impacto en el medio ambiente y goza de una mayor calidad de vida”, ha concluido.

Prototipar ciudades para tomar decisiones

Por su parte, Kent Larson, director del grupo Changing Places del MIT Media Lab, ha centrado su intervención en los componentes esenciales de las futuras urbes y ha señalado la importancia de “usar la evidencia” para entender, por ejemplo, la complejidad de la movilidad urbana. “Podemos usar nuevas herramientas para conseguir gran cantidad de conocimiento”, ha afirmado.

Una de estas herramientas que su grupo está utilizando se basa en una serie de piezas de lego de varios colores que representan diferentes parámetros y que permiten contruir modelos de ciudades e ilustrar las relaciones que se generan en ellas y sus habitantes mediante prototipado rápido. Según Larson, las ciudades ideales deben estar compuestas por células urbanas compactas en las que las viviendas, lugares de trabajo, parques y otros servicios no estén “a más de 20 minutos andando entre sí”.

Una vez creados estos modelos de piezas de lego, es posible aplicar un escaneado y crear un modelo en 3D donde proyectar en tiempo real los movimientos de personas o vehículos y otra gran cantidad de datos para explorar en tiempo real las interacciones que tienen lugar en ella. De esta forma se pueden remplazar las clásicas maquetas por modelos dinámicos que servirían a ciudadanos y políticos a mejorar la toma de decisiones.

Transporte y vivienda bajo demanda

Larson ha mencionado otros elementos claves en el diseño de las ciudades del futuro, como la “movilidad bajo demanda”, que permitiría a los jóvenes que “ya no están interesados en un modelo que les obliga a ser propietarios de un coche o una hipoteca” librarse del coche privado utilizando vehículos compartidos que puedan tomar y dejar cuando los necesiten, un sistema “más conveniente, barato y agradable”, en opinión de Larson.

Otro de los elementos que configurarán las futuras urbes son, según Larson, los espacios habitacionales bajo demanda, es decir,”microapartamento hipereficientes más divertidos” formados por espacios y elementos transformables para diferentes usos: trabajo, vivienda, ocio, etc. Según Larson, en estos apartamentos “mover muros es tan sencillo como abrir una puerta y la tecnología está haciéndose tan asequible como para no ser una propuesta extravagante”.

Por último, Larson ha mencionado otros dos factores determinantes para las nuevas ciudades inteligentes: las tecnologías “responsivas”, que se adaptan en tiempo real a las necesidades diarias de los ciudadanos y la producción urbana de comida, en fachadas de edificios o a pequeña escala en jardines equipados con sensores y luces que intentan aumentar su rendimiento.

Iluminación urbana adaptable e interoperable

Desde otra perspectiva, Niels Van Duinen, director de Desarrollo de Negocio Internacional de Philips Lighting, ha abordado la necesidad de mejorar los sistemas de gestión de la iluminación urbana, “uno de los principales gasto fijos energéticos de las ciudades”.

Según Van Duinen, la sustitución de bombillas convencionales por iluminación LED solo permite ahorrar entre un 40 y un 60 por ciento de energía, algo que según este experto “todavía no es suficiente para cumplir con los objetivos globales para el ahorro y la sostenibilidad”.

Sin embargo, la iluminación “adaptable e interoperable” es esencial para llevar la mejora de costes y rendimiento “al siguiente nivel de significancia”, ha asegurado. Si preparamos a los LED para cambiar dinámicamente los niveles de iluminación en función de las condiciones locales, el ahorro total de energía del sistema puede llegar fácilmente hasta el 80 por ciento, ha asegurado Van Duinen.

Por otro lado, el directivo de Philips comentó que los sistemas de control de iluminación disponibles en la actualidad resultan complejos de instalar y caros de llevar a escala, lo que explicaría por qué hoy en día solo un 1 por ciento de las carreteras y farolas están monitoreadas a través de una red. “Muchos municipios no saben cuántos puntos de luz tienen disponibles”, ha asegurado Van Duinen, antes de ofrecer algunos ejemplos de proyectos piloto en los que están experimentando con nuevas formas de iluminación conectada en las ciudades de Chattanooga y San Francisco en Estados Unidos y Barcelona en España. Esto sistemas -ha explicado- permiten, por ejemplo, mantener la sensación de seguridad en las calles que genera una correcta iluminación al tiempo que generan importantes ahorros energéticos.

Una ciudad ‘hackeable’ que habla con nosotros

Por último, Carlo Ratti, director del grupo Senseable City Lab del MIT, ha destacado cómo tecnologías que “anteriormente estaban encerradas en habitaciones o laboratorios” están colonizando multitud de espacios públicos hasta convertirse en ubicuas y ha enfatizado la necesidad de colocar a las personas en el centro del concepto de ciudad inteligente.

Según Ratti, las ciudades “están empezando a comportarse como sistemas dinámicos, que recogen información del entorno y responden a él, que están empezando a respondernos y a hablar con nosotros”. Las nuevas ciudades funcionan como un sistema de control en tiempo real, con un componente sensorial y uno actuador. El sensorial permite, por ejemplo, colocar etiquetas y monitoreas todo el ciclo de vida de un producto, incluso una vez que ha sido tirado a la basura y “trazar la cadena de principio al final”.

En opinión de Ratti, el hecho de que se pueda usar esta información para diseñar un sistema mejor, o para que la gente sepa cuánta energía se gasta o si es ineficiente que los objetos viajen a kilómetros de distancia de este a oeste, puede llevar a un cambio de comportamiento y a una mayor preocupación por asuntos como el cambio climático global.

Ratti ha explicado que todos los datos recogidos pueden utilizarse como aprendizaje para diseñar o regenerar una ciudad inteligente. En este sentido se ha referido al proyecto de convertir Guadalajara (México) en una Ciudad Creativa Digital pero ha puntualizado que esto “no consiste en ver cómo crear un entorno que parezca un ordenador sino como crear uno que sea agradable y también un lugar de descanso”. La discusión sobre el diseño de ciudades inteligentes no debería ser “sobre la tecnología sino como la tecnología nos permite pensar cómo queremos vivir”, ha afirmado Ratti.

Por último, durante el debate generado tras la presentación de los tres ponentes, Ratti ha señalado que ante fenómenos como el vandalismo que se detecta en algunas ciudades tras instalar los elementos tecnológicos “inteligentes” cree que la solución pasa por sistemas abiertos que alienten a las personas a apropiarse de distintas partes de la urbe. “Si la ciudad se está convirtiendo en una computadora me gustaría una ciudad cuyo control se pueda hackear por parte de los ciudadanos”, ha afirmado. “De esta forma se abre una voluntad increíble de sustituir al gobierno central por canales que van de abajo arriba”, ha concluido.

Domonetio 6 de enero de 2017
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