La mitad de la población mundial vive en ciudades, cifra que en España se eleva al 70%. Las ciudades son un punto crucial en el camino hacia la sostenibilidad. Sin ciudades sostenibles, la sostenibilidad, sencillamente, no será posible. Es necesario un giro hacia un modelo de ecoeconomía donde la generación de empleo , no sólo no contribuye a deteriorar la calidad ambiental, sino que ayuda a su conservación. Según un reciente informe del PNUMA, la transición a una economía verde es posible invirtiendo el 2% del PIB mundial anualmente, desde este momento hasta 2050.
La Fundación Ecología y Desarrollo planteó el año pasado 15 retos, entre los que figuran acciones de renovación urbana con planes de rehabilitación energética y normativa para su eficiencia; desarrollo de energías renovables; fomento del transporte público, a pie y en bicicleta; llegar a un 70% de la superficie del centro de la ciudad con peatonalización; establecer un 10% de los vehículos eléctricos o, al menos, híbridos; alcanzar un 10% del parque de vivienda rehabilitado energéticamente en 2015 y el 50% de edificios públicos rehabilitados con el objetivo «cero emisiones» y un 100% de edificios de nueva construcción con la certificación energética; favorecer la economía de proximidad, la producción y el consumo de proximidad; incrementar la eficiencia en el uso del agua y reutilizar y reciclar.
El buen uso de las tecnologías es clave para el futuro. Entre las conclusiones del Congreso de ciudades inteligentes (Smart city) celebrado a finales de 2011 en Barcelona, se establece que la tecnología permite hoy convertir a las ciudades en entes “sensibles”, capaces de revelar en tiempo real su reacción y necesidades ante determinados contextos”.
Las ciudades del futuro que quieran responder de manera eficiente a los retos a los que se enfrentan en ámbitos como la movilidad, la energía o el medio ambiente deberán establecer los sistemas capaces de aprovechar los millones de datos que generan sus ciudadanos e infraestructuras para poder actuar en consecuencia. Sensores de luz, fibra óptica, eficiencia controlada y avisos por móvil para favorecer la moviidad son acciones que han ensayado ciudades como Málaga, Barcelona o Vaciamadrid. Para muestra el dato facilitado por el alcalde de esta última localidad: un ahorro de un millón de euros con la instalación de leds en vez de farolas convencionales. La mayor parte de las ciudades europeas están avanzando en esta dirección, si bien el reto se encuentra, sobre todo, en la eficiencia energética. La puesta en marcha de estas políticas ha sido en gran parte fruto de la mayor sensibilidad social y de la presión de organizaciones sociales, de barrios y medioambientales.
Ciudades, cruciales en el camino hacia la sostenibilidad